¿Educación, formación o domesticación? Aspectos críticos del proceso educativo.
- Por Fernando Flores
- 3 jun 2018
- 3 Min. de lectura
Educación proviene del sustantivo latino educatio, onis, derivado de educare. Educare ( ‘educar’, ‘criar’, ‘alimentar’) se formó mediante el prefijo ex- ‘fuera’ y el verbo ducere ( ‘guiar’, ‘conducir’), que traduce libremente algo así como una guía o conducción externa.
Resulta importante volver hoy a la etimología por cuanto el fenómeno de la educación en la actualidad nos plantea una serie de interrogantes, a la vez que esta serie de interrogantes por vía de una revisión filosófica se convierten en interrogantes serias. Comencemos pues por una de ellas ¿Qué características manifiesta la educación que se imparte en México? Ya que, al parecer, el ideal humanista que caracterizaba a la intención primaria de guiar, conducir o formar, se ha transmutado en un proceso de atención de masas que se encuentra regulado por la estandarización, el control y el registro. Lo que perseguía realmente la educación en sentido humanista respecto a llevar a la persona humana hacia su realización, ha sido sustituido por los valores del mercado y de la empresa; contrario a cualquier tipo de valor humano como la libertad y el pensamiento, la empresa se preocupa mejor por la eficacia, la calidad y la inversión, de tal modo que cuando los fines de la educación (queremos pensar que eran los educandos) se convierten en los medios, por lo que realmente se educa es por el rendimiento de los servicios y el crecimiento de los dividendos y no, precisamente por la intención primera de formar personas, puesto que los fines se ha monetizado mientras que los medios han sido resueltamente utilizados.
El modelo educativo de nuestro país se ha entregado por entero a la inercia de los valores de la empresa – a excepción de casos aislados en que los docentes han luchado por mantener su escuela al margen de la producción de autómatas – confiando en continuar un modelo que penosamente ya se encuentra agotado, el “grito” de combate por “rescatar los valores” sin saber en qué consiste un valor o “fomentar una escuela más humana” ignorando por completo la historia del humanismo no hace más que enfatizar el lamento que la educación por sí misma resguarda para su propio devenir, y las evidencias de esta decadencia la manifiestan mejor los educandos pues se les observa en todo momento agotados, estresados e inconformes y aunque pudiera parecer que se trata de ellos – porque siempre hará falta un culpable – realmente se trata de la época, de una condición más fuerte que supera a los docentes, a los alumnos y a los propios modelos educativos, se trata del vacío detrás de todo esto, de los intereses políticos, financieros y culturales que atraviesan todo el proceso educativo.

Nuestro modelo educativo quiere competir con otros modelos extranjeros, se prueba a sí mismo su competencia a partir de la calificación y de los indicadores globales a los cuales se tiene responder, curiosamente se encuentra más enfocado en dar respuesta a la empresa de la educación que en emprender verdaderamente un tipo de respuesta adecuada para su propio contexto. Y bajo este “target” se les exige a los docentes un sinfín de trabajos engorrosos y burocráticos a expensas de la realización de su propia vocación (si es que la hay), puesto que en cuanto contenidos y procedimientos ya todo está dicho y hecho, pero lo que hace falta es el operario, el técnico que sabe manejar la máquina. Por otra parte, los educandos son sometidos a la adquisición de conocimientos que ni siquiera eligen o conciben como importantes, se encuentran recluidos en aulas que fomentan su cautiverio y vigilancia; el animal racional que es el hombre continuamente se encuentra así modulado, y más que inserto en un proceso educativo para acompañar o conducir su persona, parece ser que se incorpora a un procedimiento de domesticación de su ser, de su conciencia y de su propia voluntad.
Es que acaso entonces ¿la educación se ha vuelto anti-humana? ¿hemos dejado que el espejismo de la empresa la convierta en mercancía y servicio más que en un proceso? Pudiera ser que hoy más interrogantes como estas nos permitan hacer conciencia sobre el fomento educativo basado en la libertad y el pensamiento crítico, tenemos la exigencia de pensar sobre el futuro que se aproxima para lo que conocemos hasta hoy como educación, ¿Cuál es el papel de los docentes y cuál es el de los educandos? Ciertamente una perspectiva filosófica dificulta las cosas, pero las dificulta para devolverles su sentido, es ese el mayor logro de un pensamiento crítico, transgredir el orden de lo cotidiano diciendo No a todo lo previamente establecido.
Comments