Alicia en el país de la metafísica
La madriguera de conejo.
Sin pensarlo, Alicia se adentró en la madriguera de conejo, caminando a gatas a medida en que esta se estrechaba y por su tamaño le permitía avanzar, no tardo ni un minuto cuando la luz comenzó a faltar y el boquete por el que entró se alejaba lentamente hasta perderse en un punto de referencia lumínica, luego, sin ton ni son, Alicia no pudo observar que la madriguera se curvaba hacia abajo en algún punto, de tal manera que de forma sorpresiva comenzó a caer mientras soltaba un enorme grito. El primer reflejo de su actitud fue sin más resistirse a la caída, pero después se dio cuenta de que era imposible hacerlo, puesto que ya estaba cayendo y de alguna manera no habría nada más que hacer. Pasados algunos minutos Alicia se percató de que algo muy extraño sucedía, ya que por alguna razón no dejaba de caer, y si que llevaba ya un buen tiempo cayendo, sobre algo o quizá sobre nada, pero vaya que ya había sentido caer lo suficiente, tremendo lío en el que seguramente se había metido.

De pronto, sobre las paredes del gran agujero por el que se encontraba cayendo comenzaron a aparecer imágenes del mundo real, acontecimientos históricos de gran trascendencia que Alicia muy bien conocía y que había escuchado por comentarios de sus padres o de la escuela, se representaron las guerras históricas y las voces de los personajes más ilustres de la humanidad, la llegada a la luna y el himno de la URSS, los cambios climáticos en el mundo y la diversidad de especies que conformaban la flora y la fauna del planeta tierra, de manera paulatina comenzó a aparecer entre aquella trama de sucesos interconectados, la propia vida de la pequeña Alicia, como si de una película se tratará las imágenes saltaban de edad en edad por las que Alicia había atravesado, situación que la motivó profundamente a pensar de nueva cuenta en su ser: ¿Quién era ella? ¿Por qué existía? ¿Para que existía? ¿por qué todo lo que existe tiene ser? así, desde este lugar tan abismal que parecía no tener fondo Alicia hizo las preguntas más importantes del pensamiento humano, pues pensar sobre el ser de todo lo que es, implica tener la intención de ir hasta las últimas consecuencias de las cosas y de uno mismo, incluso hasta sentir que uno cae y cae sin encontrar fondo, como Alicia en este momento, en que el abismo de la madriguera le había cobijado tanto que empezó a quedarse dormida, tal cual como si se tratará de una experiencia onírica, Alicia comenzó a entender que lo real no es más que una proyección de posibilidades infinitas, sobre las que ella misma es una posibilidad, algo que como en las imágenes proyectadas sobre las paredes del abismo solo tienen ser cuando estas efectivamente son, es decir, cuando ocurren, cuando se hacen efectivas y acontecen, mientras tanto, no son más que proyecciones, virtualidades de lo que podría ser y de lo que podría no ser, incluida ella misma en ese acontecer de las cosas, y ella misma en este instante cayendo sobre la pregunta por el ser.
Alicia cayó entonces, pero ahora en un profundo sueño que no le permitió darse cuenta de cómo llegó a un lugar que no tiene lugar, pero que es como un lugar, es decir, como si fuera un lugar pero que no tuviera lugar donde estar ocurriendo, esto significa que sería lo uno y lo otro al mismo tiempo, ciertamente para Alicia eso sería muy confuso, como también para cualquiera que hubiese estado en su posición, ya que al perseguir al conejo del “ser” se adentró en un lugar que al ser tan paradójico modifica las concepciones que se tienen del mundo ordinario. Y ahí estaba Alicia, despertando lentamente con la iluminación tenue del lugar mientras observaba las paredes de la habitación a la que había llegado, pronto se percató de que la única puerta del lugar se encontraba a un costado de ella pero que, inexplicablemente esta era demasiado pequeña para que ella pudiera pasar por ahí, de tal manera que al volver a echar un vistazo al "lugar" notó que en uno de los extremos de la habitación se había aparecido una mesa en la que pudo observar ciertos objetos, inmediatamente se puso de pie y camino hacia la mesa sacudiéndose con insistencia el polvo del vestido.
Al llegar a la mesa pudo observar que en efecto se encontraban dos objetos que resplandecían por su belleza, uno de ellos consistía en un hermoso envase de cristal de forma redonda con una boquilla que tenía en su punta un corcho de color claro, y una nota que colgaba de su cuello destelleante y que decía lo siguiente: bébeme. Mientras que al lado de la botella se encontraba una brillante llave dorada que, de suponerse, se trataría de la llave de la puerta que anteriormente había avistado y por la cual podría salir sin ningún problema. Comenzó nuevamente a tomar una decisión: