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Alicia en el país de la metafísica

La última transformación

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- La famosa Alicia que estábamos esperando – decía una voz cautelosa que salía de los tenues labios de la Reina apenas visible para Alicia.

- ¿Es usted la Reina de la nada? – exclamó Alicia con cierto temor.

- Soy la Reina – Dijo suavemente su interlocutora – no se si de la nada o del abismo, pero tengo a mi cargo un imperio que nihiliza todo lo que es.

- ¿y mis amigos? ¿Hatergger y la Liebre? ¿dónde están?.

- Seguramente están por ahí – respondió con un ademán que hizo que Alicia creyera que los tenía “por ahí” – no por “ahí” – volvió a señalar – sino “por ahí”, en cualquier parte vaya. – sonrió ante la confusión de Alicia – veo que aun no logras deshacerte de tu sentido ordinario.

- Estoy preparada para lo que sea, si debo pelear con usted estoy decidida a hacerlo.

- ¡Vaya! que romántica te has vuelto – Exclamaba la Reina entre carcajadas - ¿Quién te dijo que tienes que luchar conmigo?

- Hattergger y la Liebre de Sartre me dijeron que había que enfrentarla para que todo volviera a ser, para que las cosas pudieran seguir siendo lo que son.

- Ah ya – decía la Reina despreocupada mientras giraba lentamente alrededor de Alicia – y, siempre te tomas las cosas de manera tan literal, eso de confrontar, enfrentar, hacerle frente, luchar ¿nunca te han hablado del sentido metafórico del lenguaje?

- No, digo si – Respondía Alicia dubitativamente - pero yo pensé que tenía que pelear con usted.

- Para nada Alicia, olvídate de eso, en este mismo momento me haces frente, me enfrentas, te confrontas contigo misma, luchas por salir de aquí donde nada es lo que es.

- Y ¿qué tengo que hacer para vencerle entonces?

- Primeramente, no tenerme miedo, no soy algo malo o bueno, la moral se encuentra en el reino del ser no del mío querida Alicia, y aquí, ni tu ni yo somos algo más que nada.

- ¿cómo es que existe este lugar? – preguntaba Alicia mientras se empezaba a familiarizar con la nada.

- En realidad, no existe sabes – decía la Reina – “en realidad” – volvía a sonreír y continuaba – creo que esa no fue una muy buena palabra para explicar lo que pasa.

- ¿Esto no es real? – volvió a cuestionar Alicia.

- Pues en primera ni siquiera es, y luego, que sea “real” eso depende de ti, que eres tu quien percibe esto y lo analiza, quien lo reflexiona y le pone conceptos, aquí generalmente no hay nada, es por eso que soy la Reina de la nada: lógica escolástica.

- Pero ¿cómo es que entonces estamos aquí?

- Porque tu piensas que “estas” aquí pero, en realidad no “estamos” ni “somos”, pues en el reino de la nada nada es, y por tanto si hay nada, solo lo es como experiencia tuya, como algo que puedes describir acerca de esto pero que, a fin de cuentas es nada.

- Entonces ¿Para que hacerle frente? ¿Para que venir hasta “Aquí”? sino hay nada.

- Precisamente por eso pequeña Alicia, porque estas tan acostumbrada al ser de las cosas que no te deja pensar más allá de lo que ya es – contestaba la Reina mientras acariciaba el terso cabello de Alicia – desde la nada puedes tener la oportunidad de suspender el ser de las cosas y pensar todo más allá de todo eso que es, de liberarte a ti misma de lo que ya eres y de lo que has sido para venir a ser nada, y cuando todo se convierte en nada entonces, poder volver a ser algo, menos fijo y más difer@nte.

- Pero si aquí no hay nada, cómo entonces podría volver a ser algo.

- ¡Ah, genialógico Alicia! – exclamaba algo sorprendida la Reina – Que buena pregunta te has hecho, ahora sé porque el “ser” te ha temporizado. Verás, la nada nada es y, por tanto, no tiene ser, eso quiere decir que no es una cosa, ni algo, ni nada, sino que se trata entonces de la parte invisible del ser, esto es, de la parte no visible de todo lo que hay, es invisible precisamente porque comúnmente no se ve, de hecho ni siquiera se muestra, está y a la vez no está, todas las cosas son y a la vez no son, como por ejemplo tu mascota, “Spooky”, es un perro pero a la vez no es una mesa, ni una serpiente, llega a ser lo que es a partir de lo que no es, pero para que esta negación en cada cosa suceda necesita que en primer momento nada sea, cuando nada es, entonces puede venir a ser, por eso es que de aquí todo sale para llegar a ser, es el “lugar” más infinito de todos porque permite producir todo lo que hay, incluyéndote a ti.

- O sea ¿Qué yo salí de aquí? – preguntó Alicia con cierta extrañeza.

- Aunque lo que llamas “aquí” no es nada, sino que simplemente eres, lo que el ser y la nada generan de manera infinita, por eso eres una Alicia distinta, única en esencia. Las demás Alicias fueron geniales, pero tú, tú eres Genialógica.

- Entonces ¿no soy la única Alicia que ha venido?

- Eres la única Alicia que no había conocido – expresaba la Reina contemplando el dulce rostro de Alicia – tan difer@nte y tan semejante, amo cuando todo parece igual pero no lo es, cuando la difer@ncia no solo se repite sino que se trans-forma, cuando se convierte en algo como tú o como tu historia, como el instante de un cuento que no deja de volver a ocurrir pero siempre tan distinto, a veces siendo las letras y a veces siendo el actor, a veces siendo el que escribe y muchas otras quien lo lee, ese divino juego entre nada y lo que puede ser.

- Es usted tan amable al decirme estas palabras Reina de la nada, no pensé que su reino fuera tan asombroso.

- Lo es en la medida en que hay ser, lo es solo cuando todo puede volver a ser.

- Es decir que ¿me dejará volver a ser? – preguntó Alicia mirando el eterno rostro de la Reina.

- Por supuesto que sí Alicia, solamente que con una condición: que preguntes la pregunta de todas las preguntas como si nunca lo hubieras hecho, al igual como lo hace un niño como cuando apenas conoce el mundo, y tiene un pequeño atisbo del lugar donde impera mi nada.

- ¿Se refiere a la pregunta por el ser?

- Me refiero a esa pregunta por el “ser” mi tierna Alicia.

- Ok, estoy preparada para hacerlo – exclamaba Alicia muy dispuesta - ¿La volveré a ver algún día?

- Te prometo que siempre que hagas esa pregunta podrás volverme a ver.

- Entonces estoy lista – decía Alicia mientras sus ojos centelleaban con un brillo que jamás en lo eterno habían tenido.

- Muy bien hermosa Alicia, conviértete ahora en Superhumana, vuélvete Metafísica – expresaba la Reina mientras le tomaba de las manos y Alicia daba un hondo respiro.

-¿Por qué el ser y no más bien la nada? – decía Alicia cerrando ligeramente sus parpados.

En el instante siguiente a la pregunta acometida por Alicia, el espacio nihilizante comenzó a girar tan de prisa que Alicia experimentó un fuerte vértigo sintiendo que caía, sino fuera porque junto a ella, la Reina la sostenía entre sus manos evitándole caer en el abismo, un abismo absoluto que se abría bajo sus pies. Ambas, se sostuvieron con tanto amor en ese instante que el rostro de Alicia se quedó grabado para siempre en esa nada, mientras que la imagen evanescente de la Reina quedó impregnada en el corazón y la mente de Alicia, como un recuerdo que nunca podría ser superado, como un lugar al que siempre habría de volver, para saber que aun pensándolo todo se puede llegar a ser-nada.

Así, Alicia despertó del sueño al que había sido llevada por el medio día, se levantó de entre el regazo de su hermana y observó al gran conejo del “ser” alejarse entre las flores, miro al cielo despejado y sintió en su corazón un latir profundo, supo enseguida que había estado allí, que había ido a buscar al ser hasta encontrarlo, y que la nada le sostenía todavía, comprendió entonces que el destino le deparaba una ex – sistencia más allá del ser y de la nada, allá en el país de la metafísica.

 

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